martes, 3 de diciembre de 2013

Padresconautismo. Afirmación 9: Reconocer la existencia del tercer vinculante es fundamental.




Reconocer la existencia del  tercer vinculante es fundamental.


Fotografías tomadas por Alejandro.



Un elemento valioso de las ideas de Pichón Rivière es su afirmación sobre el tercer vinculante, en tanto toma el concepto de Lacan para ampliarle y darle un sentido más comunicativo y social. Y podríamos preguntarnos ¿si las neuronas en espejo no funcionan en los niños y niñas con autismo qué sentido tiene pensar en el tercer vinculante?





Alejandro no es una tábula rasa, él suele negociar desde sus deseos necesidades, emociones, pretensiones y formas de disuasión. Podríamos decir que negocia desde su marco referencial y por ende afirmamos que la teoría de la mente no explica lo que es nuestro amado. 





Partiendo de dicha presunción podemos retornar a la idea del tercer vinculante. Cuando dos personas se encuentran más allá de la interacción, eso significa, cuando se vinculan, no solamente se encuentran los individuos A y B, allí también participan las consonancias de los marcos referenciales de ambos. En el ejercicio comunicativo estos se activan, generando un encuentro ampliado en el que muchos de los aspectos que se comunican no llegan efectivamente a los participantes A y B, quedando en el marco referencial, lo que genera cambios  en la percepción y en la escucha efectiva que tienen los participantes concretos. 

En muchos casos se impone el tercer vinculante, impidiendo la comunicación de uno o de ambos en la relación vincular. 






Cuando trabajamos con Alejandro, e igual con otros niños y jóvenes que no tienen expresiones ligadas al autismo, es fácil observar que los mecanismos del mundo adulto se convierten en un obstáculo casi infranqueable para los mismos niñas y niñas. Sus diálogos y prácticas son importantes, sin embargo no tienen relación con el mundo adulto, por ende son cosas transitorias que no cobran valor en si mismas, sino como elementos previos para las estructuras adultas que se han de construir. Es fácil observar y observarnos cómo en los ejercicios comunicativos que establecemos con ellos la presunción de su incompletitud marca la mayoría de los enunciados. Sus pronunciamientos, que sobrepasan la oralidad, proxemia y kinesis son desatendidos en tanto son parte de esas estructuras destinadas a desaparecer.




Es como si no valoráramos la utilidad de los dientes de leche pensando que son transitorios, y por esa razón no les prestamos atención o los suponemos para la sola acción de masticar. Y no hay tal, tienen múltiples utilidades que son para el tiempo específico en que duran.Evitando el simplismo, el ejemplo queda incompleto para lo que nos proponemos, sin embargo es ilustrativo con respecto al gran peso de nuestro marco referencial cuando entramos a comunicarnos con los niños y niñas. 






En el caso de los niños con autismo la cosa se hace más profunda. Hemos tenido la oportunidad de visitar centros de protección en los que hay niños con autismo, y el trato dado tiene como presunción que ellos no son sujetos de comunicación. Por ende todo el trato se traduce en crear en ellos las condiciones para que se conviertan en eso que no son.





En este caso el tercer vinculante es masivo por parte del acompañante, quien en su ejercicio comunicativo solamente se relaciona con su marco referencial, decidiendo y asumiendo cualquier acción bajo la interpretación que su marco hace sobre la no comunicabilidad del niño o niña.



Si asumimos esta teoría desde otra perspectiva, podemos afirmar que con seguridad el niño tiene un marco referencial construido por sus ejercicios de comunicación protodeclarativa y protoimperativa. Al no contar con  referentes comunes es probable que responda de la misma manera que el acompañante adulto. Claro sin la posibilidad de imponer condiciones fácticas sobre el otro.




Al entender la presencia del tercer vinculante es posible asumir una práctica comunicativa que no se agota en la presunción de los participantes A y B, ello convoca a buscar los elementos comunicativos del otro, en términos de otros códigos, otras formas de pensamiento, otros indicios, otras maneras de comunicar. 




Con Alejandro el recurso gráfico ha sido maravilloso, desde su no verbalidad hasta su expresión actual de una verbalidad, que no satisface a un escucha activo que espera una relación A- B, hemos podido interactuar con él en una suma de gráficos, signos, proxemia, kinesis y oralidad, que de plano presupone su capacidad comunicativa y la existencia estructurada de un marco referencial.






Con insistencia buscamos en él, desde él y con él la mayor cantidad de versiones que nos lleven a acuerdos comunicativos en los que constantemente estamos evaluando nuestros marcos referenciales, y a la par decodificando parte del suyo. Creemos que algo hemos avanzado y que abordar el concepto de Pichòn ha sido un gran apoyo. 




Abrazo a todos y todas.













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