jueves, 28 de noviembre de 2013

Padresconautismo. Nuestro acto de amor es la escucha ampliada.



LA ESCUCHA AMPLIADA


Este diálogo sostenido en el último mes y medio ha sido maravilloso, encontrar a madres y padres de niños y niñas con autismo nos ha permitido reforzar nuestra decisión de acompañar a Alejandro desde nuestra capacidad de amar, dar, pensar, sentir, actuar, escuchar y comunicar. Claramente no somos perfectos y con seguridad hemos cometido muchos errores, pero igual sabemos que hemos acertado en muchas de nuestras apuestas. 

Pensando lo vivido hasta la fecha, ha sido emocionante ver el devenir de nuestro amado, sus expresiones, emergencias, acciones, pulsiones ...    

Retornando a la primera frase de este texto encontramos un hecho que vale la pena enunciar.  Los niños y niñas con trastornos de la infancia (para tener algún acuerdo en la tipología), donde caben diversa formas diagnósticas que han creado principalmente los psiquíatras, neurólogos  y psicólogos, son una puerta abierta para comprender que hemos vivido un cambio maravilloso con respecto a la relación ciencias médicas - familias.

En un campo tan difícil para el modelo clínico patológico y experimental, donde sus métodos de indagación son incompletos y no pertinentes, son muchas las categorías de realidad que quedan en entredicho y con una incertidumbre insostenible para propuestas terapéuticas de corte hegemónico. Por eso los métodos de investigación son dirigidos a las zonas de seguridad de las ciencias biomédicas, los escenarios de la genética, biología molecular, inmunología, microbiología y bioestadística. Y sin embargo no logran encontrar pautas de manejo que puedan generar respuestas satisfactorias para un grupo amplio de la población con expresiones de autismo.

¿Qué es lo que pasa efectivamente con este panorama? En una sociedad modernizada y laborante, donde los niños emergieron socialmente a finales del siglo XIX, para luego quedar abandonados en los últimos treinta años del siglo XX, se ha dado un cambio asimétrico en las relaciones entre ciencia - poder económico - tendencias demográficas - TIC - consumos - organizaciones sociales  y formas de solidaridad.

Esto ha conllevado un contradictorio estado de cosas en el que las narraciones ya tradicionales pretenden explicar un  mundo que en algunas de sus dimensiones se comporta al margen de los métodos conocidos para explicar y comprender. 

Para nuestra fortuna estamos en una de esas dimensiones, nuestro hijos nos muestran día a día que las relaciones sujeto que investiga -  objeto investigado (sujeto que interviene - objeto intervenido), no son apropiadas para acompañar sus procesos vivenciales. No hay objetos tecnológicos que medien la relación que se establece con ellos, fracasan los medicamentos, fracasa el conductismo, fracasa la psicodinamia, fracasa el trato alienado, fracasan las ideas causa - efecto. 

Y nos encontramos cara a cara con estos seres hermosos, con un alto grado de exigencia y con unas formas de comunicación que nos obligan a entender que lo aprendido por nosotros es una muleta y por ende debemos recuperar la capacidad de caminar. En eso nos llevamos un tiempo, más si nos aferramos a nuestras anclas y puntos de seguridad.

Alejandro desde el principio nos invitó a volar, por fortuna veníamos de procesos anteriores en que nos habíamos revolcado las vísceras. Y al encontrarnos con él tuvimos la posibilidad de devenirlo, acompañarlo, disfrutarlo...

Este tipo de situaciones, al ser pensadas en el silencio y en la asociación con otros hechos, nos permiten inferir que en estos casos está emergiendo un umbral de experiencias sociales que están asociadas a una recuperación (forzada por ellos) de los lazos básicos de relación social concretados en la compañía, el apoyo, la permanencia, la escucha y las acciones comunes. 

Al trabajar en el aula estructurada, en las calles con combos de jóvenes, en los barrios con mujeres cabeza de familia, en las cárceles con presos, en la consulta médica con enfermos, en las instituciones de salud y educación con funcionarios públicos, en las zonas de guerra con víctimas y victimarios y en las aulas universitarias con profesionales en formación, nos encontramos frecuentemente con seres humanos cargados de abandonos, soledades, palabras incompletas, obsolecencia de la escucha, miedos a granel, prótesis afectivas y burbujas  de cristal. 

En cada esquina somos testigos de los resultados  de un modelo social que nos ha convencido de abandonar los esencial y simple en pos de ataduras de consumo y efectos hiperestésicos. Y eso se evidencia en la información manejada por los medios y por los detentores del modelo clínico patológico. Incremento inusitado de la depresión,  trastornos de ansiedad,  trastornos afectivos,  trastornos de la imagen, trastornos alimentarios, enfermedad mental, enfermedad psicosomática, violencia doméstica, violencia social...

¿Qué nos han propuesto Alejandro,  Sebastian y Luana? La vida es aquí y ahora, eso nos lleva a  estar en sintonía con dicha experiencia. Por ende nuestro pésimo aprendizaje social (el de nosotros los adultos) debe ser deconstruido en el compartir, en el experienciar,  en la reducción de ruidos sociales, en los tiempos extensos para actividades simples, en el encuentro de los cuerpos, en la escucha ampliada.

Esta última categoría pensamos que es la más importante, a diferencia de la observación propuesta por la ciencia, nuestros hijos nos están sugiriendo la escucha ampliada, eso implica asumir que nuestros derroteros y marcos referenciales no son los marcos o las verdades, que el equívoco es propio de la vida, y que para escuchar necesariamente debemos abandonarnos un poco haciendo posible un encuentro donde la mediación de todo lo otro nos permita asombrarnos con lo que nuestro cuerpo como un gran territorio de escucha puede auscultar.

Esta escucha ampliada no es un método, tampoco una estrategia, herramienta o técnica, es algo que va más allá, es un acto de amor, de entrega, en el que la idea del nosotros cobra un valor mayúsculo, reduciendo así el incesante latir del individualismo.

Somos afortunados, y eso nos genera sonrisas frecuentes, abrazos sentidos, agradecimientos permanentes. Alejandro llegó para que pudiéramos profundizar una apuesta por el ser humano.

Un abrazo a todas y todos.

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